e diel, korrik 03, 2005

kitano

Encerrado en casa debido a fuerza mayor en una calurosa mañana de domingo del mes de julio, escojo para poner en el DVD un film de Kitano "Violent Cop", del cual se acompaña la carátula con el subtítulo de "La respuesta japonesa a Clint Eastwood".
Ciertamente, la película tiene puntos de contacto con el film de Siegel que inauguró la serie de HArry Callaghan: un policía de métodos expeditivos, aislado de la sociedad, violento e incomprendido por sus superiores.
No obstante, la realización responde al estilo personal de Kitano y no al que imprime Siegel en la mejor tradición de la serie B americana donde se forjó. Kitano muestra una puesta en escena extremadamente austera, lacónica, y con el uso de constantes elipsis. A mi me recuerda el estilo de muchas películas de Robert Bresson. En cualquier caso, ambos estilos me parecen del todo estimulantes y forjadores de grandes películas.
Por otro lado, y a pesar de que "Harry el sucio" es una película bastante violenta (recuerdo a Callaghan pisoteando la pierna herida de Scorpio para que confiese, o la paliza que éste se hace recibir para luego acusar a Callgahan), parece una violencia bastante light comparada con el film de Kitano, en que por ejemplo hay la escena en que un sicario de los yakuzas está suspendido precariamente en la azotea de un edificio apoyándose sólo con sus manos, y su ex-jefe le secciona los dedos para precipitarlo al vacío.
Además, añadiría que en los films de Callaghan suele haber unos malos, frecuentemente psicópatas, y una burocracia excesiva y que por exceso de garantismo dificulta la labor de Callaghan, pero se impone al final "el bien" que triunfa contra los delincuentes. El film de Kitano muestra un estado de "todos contra todos", donde no es posible distinguir el comportamiento entre yakuzas y policías, y en que no se detecta ningún atisbo de una actuación moral decente en ningún momento. Ello se ejemplifica en que el aprendiz de Kitano se deja sobornar descaradamente en la última escena, mientras los aprendices de Callagahan pagan sus errores con secuelas físicas, en la segunda entrega incluso con la muerte, pero siempre tienen un intachable comportamiento moral.