e shtunë, tetor 08, 2005

LA FRONTERA

¡Qué importantes pueden llegar a veces a ser unos pocos metros! Lo estamos viendo estos días en Melilla. Una persona intenta escalar una valla y es rechazada sin contemplaciones, pero si ha logrado caer unos pocos metros más allá de la valla, se le interna en un centro de acogida, se le facilitan mantas, comida, agua, etc. y finalmente, después de días de internamiento, se le permite circular libremente por la península. Al que ha sido rechazado, si tiene la suerte de que los gendarmes marroquíes no le hayan descerrajado de un tiro, se le deja en medio del Sahara, es decir, de la nada y abandonado a su suerte.
Esta situación es curiosa ahora mismo en España. Se nos habla de un concepto muy bonito, la solidaridad, y a muchos políticos se les llena la boca pronunciándola, pero ese concepto parece que no debe aplicarse a estos inmigrantes, y se les expulsa sin contemplaciones. No digo que se tenga que dejar pasar a todo el mundo ni mucho menos. Es evidente que no lo podríamos soportar y nos causaría grandes problemas. Pero luego no hablemos de solidaridad, no hablemos del 0,7%, ni del apadrinamiento de niños del Tercer Mundo, ni de los programas de ayuda de alimentos donde se reparte limosna, etc. Asumamos que no somos solidarios y que ellos viven mal, en gran parte, porque nosotros vivimos bien.
Nos quejamos de que vengan e incluso nos escandalizamos por el hecho que arriesguen su vida intentando escalar una valla esquivando las armas marroquíes y los antidisturbios españoles. Pero de los 30 países que, según la ONU, tienen un índice de desarrollo humano bajo, es decir, de los más pobres del mundo, 29 están en el continente africano y la mayoría en el Africa subsahariana, de donde mayoritariamente proceden los inmigrantes que estos días están intentando entrar a España por Melilla. Si no queremos, que no pasen, pero no nos escandalizemos por sus intentos y asumamos que van a seguir en la miseria, en países corruptos y que están fuera de los circuitos económicos mundiales, abandonados a su suerte.
Y siguiendo con la hipocresía de algunos políticos. Fernández de la Vega confia en que a los inmigrantes devueltos a Marruecos se les aplicará un trato humanitario. Esta mujer, o es imbécil o tiene grandes dosis de cinismo.