e martë, gusht 30, 2005

ASTURIAS (II)

El miércoles fue un día radiante, con las temperaturas más altas que tuvimos en todo el viaje, y que en las horas de máxima calor debían situarse sobre unos 27 o 28 grados. Ese buen tiempo tuvo mucho que ver en la elección de la actividad a realizar ese día, y que consistió en un descenso en canoa por el río Sella. Por un lado, fue una actividad lúdica reconfortante y, si las vacaciones significan desconectar, la verdad es que la desconexión fue total durante el tiempo en la canoa, pues la preocupación principal era no embarrancar y esquivar a los demás canoístas (que eran demasiados, y más que el Sella parecía la Rambla). A veces, en algunos pequeños rápidos era difícil controlar la canoa y no tenías más remedio que reconocer la fuerza de la naturaleza y dejarse arrastrar por la corriente, aunque Olga casi se empotra contra un olivo, pero sólo fue un susto porque yo me caí al desembarrancar la canoa y probé las refrescantes aguas del río. Además de divertirnos, el paisaje era precioso, descendiendo 13 kilómetros por el Sella con altas montañas a uno y otro lado. La travesía duró unas cinco horas y media con lo que se consumió casi toda la jornada.
El jueves madrugamos para poder llegar pronto a los Lagos de Covadonga (que son dos, el Lago de Enol y el de Ercina) y esquivar a la avalancha de turismos y autocares que colapsan los aparcamientos a partir de las 10 de la mañana aproximadamente. La excursión por los lagos, que están a más de mil metros de altura, incrustados dentro de una parte del vasto conjunto que configuran los Picos de Europa, fue muy gratificante para la vista. Era un paisaje bucólico que, por decirlo de manera más cutre, era estilo "Heidi", y te imaginabas a Heidi, el abuelito, Niebla, Pedro, Copito de Nieve, etc. Gran cantidad de vacas campaban alegremente por los prados cercanos a los lagos y, urbanitas como somos, les hacíamos fotos y nos parecían tan exóticas como un animal de la selva amazónica. La excursión por los lagos duró unas dos horas aunque hay diversas rutas de senderismo por la zona mucho más largas.
Posteriormente, fuimos a la basílica de la Virgen de Covadonga, que es un parque temático del catolicismo más rancio. La basílica está erigida a finales del siglo XIX y es una construcción sin ningún encanto en el que, después de una larga cola, puedes ver fugazmente el totem de madera. Hay en el parque además una cueva donde han montado otro decorado y una gran cantidad de tiendas donde se ofrece mucha quincalla y souvenirs. Parece que en ese escenario tuvo lugar la batalla de Covadonga y, por tanto, es el gérmen de nuestra querida Patria y sus extensas glorias militares que han culminado, por el momento, con la ocupación de la isla de Perejil bajo el mando del ministro Trillo. Mi teoría es que los árabes, después de comprobar los rigores del clima asturiano, llegaron, vieron, y se largaron al grito de "El último que apague la luz". Pelayo se quedó solo, desconcertado, sin nadie con quien batallar y aprovechó para fundar el nuevo reino.
Para finalizar el día, visitamos Cagas de Onís, ciudad donde el rey Pelayo estableció la corte y que conserva un puente romano sobre el río Sella adornado con la cruz que es el símbolo del Principado de Asturias.