e hënë, shkurt 06, 2006

COPITO DE NIEVE

El pasado viernes asistí a una de las últimas representaciones de la obra "Últimas palabras de Copito de Nieve" en Barcelona, pues creo que acababan ayer domingo.
De entrada, decir que la obra me gustó bastante. Copito de Nieve realiza una serie de reflexiones acerca de la proximidad de la muerte, y se nos revela como un gran seguidor de Montaigne. A partir de la màxima Filosofar es aprender a morir, Copito va desgranando en el escenario hasta trece razones para no temer a la muerte extraídas de la obra del filósofo francés. La lucidez del gorila contrasta con la del personaje del cuidador, que interpreta el televisivo Gonzalo de Castro, en un papel similar al de la serie Siete vidas y que podríamos calificar de, como me decía Jordi el otro día, hombre insustancial. La necedad de este personaje llega al punto de suministrarle por error libros de Montesquieu en vez de Montaigne, con gran enojo por parte del gorila blanco, e intervenir de manera torpe e innecesaria en los últimos momentos vitales de Copito de Nieve.
Casualmente, el día anterior había ido a un entierro, el de la madre de una compañera de trabajo. En el oficio religioso el sacerdote también habló, evidentemente, de la muerte y sus consecuencias. El mensaje era hasta cierto punto parecido, pero el lenguaje muy diferente. Me quedo con las lúcidas y reflexivas palabras del actor disfrazado de gorila antes que con las palabras rutinarias y mecánicas del actor disfrazado de sacerdote.