EL JARDIN DEL DIABLO

Después de haber comprado hace algunas semanas el DVD de El jardín del diablo, tenía ganas de verla ya que sólo la había visto una vez, en una lejana proyección hace unos 16 o 18 años en el Cine Aribau, y guardaba un buen recuerdo. Afortunadamente, no me ha defraudado y he confirmado el buen recuerdo que tenía.
El jardín del diablo se beneficia de varias cosas. En primer lugar, de un espléndido guión firmado por Frank Fenton, un hombre que tendría que pasar a la historia aunque sólo fuera por haber colaborado, ya que creo que no está acreditado, en el guión de Retorno al pasado, de Jacques Tourneur; y también colaboró en notables producciones como Fort Bravo de Sturges i Escrito bajo el sol de Ford. En El jardín del diablo se dan cita seis personajes, dos de ellos ávidos de oro y riqueza; otros dos conforman un matrimonio atormentado por la deslealtad y remordimientos de conciencia; y los personajes de Widmark y Cooper, escépticos, "de vuelta" y analistas de las miserias de la condición humana.
En segundo lugar, las interpretaciones de Richard Widmark, Susan Hayward y Gary Cooper son espléndidas. Especialmente en el caso de Widmark, en un personaje que me recuerda mucho al de Robert Mitchum en The lusty man de Ray: un hombre consciente de la imposibilidad de llevar una vida "normal" según los standards de la sociedad y de su trágico e incierto destino que asume no podrá evitar.
El siempre eficaz Henry Hathaway dirige el film con sobriedad, contención y aprovechando bien las posibilidades que ofrecía el Cinemascope en un western con un paisaje bello y agreste.
Especialmente bello es el final, con Widmark agonizando ante un bello sol que declina con el atardecer y la sentencia de Gary Cooper en la última frase de la película: Si el mundo estuviera hecho de oro, los hombres se pelearían por un puñado de polvo.