e hënë, nëntor 28, 2005

BROKEN FLOWERS

Acudo el sábado a ver Flores Rotas al cine Renoir Floridablanca y me llevo una muy grata impresión. Jim Jarmuch es un dinamitador de géneros. Coge un género y realiza una mirada, un tanto extraterrestre, que como mínimo te aleja de las reglas convencionales que siguen la mayoría de cineastas. Es lo que hizo por ejemplo con el western en Dead Man, o con el cine negro en Ghost dog.
Flores rotas me pareció un film a medio camino entre una road-movie, una comedia y un drama, digamos de tipo existencial. Bill Murray sale al encuentro del pasado rebuscando antiguas relaciones sentimentales y una posible relación paterno-filial. No hay mucho entusiasmo en la acogida que le dispensan las mujeres que se relacionaron con él, y ésta va de más a menos: con la primera, Sharon Stone, acaban durmiendo juntos; con la segunda llega a cenar con ella y su marido; con la tercera, Jessica Lange, tiene una breve y fría conversación y con la última es recibido de forma bastante hóstil y agresiva. Además, tampoco llega a establecer una relación con el que parece ser su presunto hijo.
El personaje de Murray muestra una actitud indolente a lo largo de toda la película y parece afrontar los acontecimientos, ya sea la relación que tiene con la mujer que le abandona al principio de la película, con los diversos reencuentros sentimentales o con la búsqueda imposible de ese hijo que tal vez no exista, con la misma mirada con la que contempla unos dibujos animados por televisión.
En definitiva, un retrato de vacío existencial filmado con sencillez, de manera amable y hasta en ocasiones divertida. El film refleja un itinerario que sigue el personaje principal que no lleva a ninguna parte, pero sin caer para nada en acentuar lo trascendente, sino contándolo con gran natulidad, que seguramente es la mejor forma de expresar esas situaciones.