CORDOBA

Después de varios años de ausencia, he vuelto a Andalucía y he visitado Córdoba, ciudad que no conocía del todo bien, al haber estado tan solo un 6 de diciembre de 1999, es decir, en uno de los días más cortos del año.
Estuve en varios sitios que no había estado, a saber: el Palacio de Viana, que cuenta con 14 patios ricamente ornamentados; el museo Julio Romero de Torres que, como bien dice la copla, pintó la mujer morena; la Posada del Potro, de reminiscencias cervantinas y los Reales Alcázares, inferiores a los de Sevilla como construcción, pero con unos jardines más cuidados y espectaculares.
Tuvimos oportunidad de degustar los platos típicos cordobeses: salmorejo, sangre encebollada y rabo de toro. Por otro lado, la ciudad nos pareció limpia, recogida, muy agradable para vivir, con espacios verdes muy cuidados.
El Barça se proclamó campeón y el seguimiento en Canal Sur fue de lo más correcto, con conexiones con la Rambla de Canaletas. Es la primera vez que el Barça de proclama campeón y no estoy en Barcelona. Otras veces había acudido a Canaletas, en especial en 1992, y seguía in situ esos actos de irracionalidad que tanto se prodigan en este país. No obstante, las celebraciones han cambiado y tuvieron lugar en el Camp Nou. Me imagino el disgusto de los políticos, en especial Clos, con la popularidad por los suelos y que hubiera tenido cinco minutos de baño de multitudes que, sin duda, no merece en absoluto después de su nefasta gestión, la cual terminará con su reelección en el 2007, porque como indico más arriba en este país se prodigan los actos irracionales.